Para comunicar sin restricciones
Interoperabilidad es una palabra complicada, pero designa una idea simple y de sentido común. Cada persona debe poder elegir el software que le convenga para intercambiar información y aportar sus modificaciones si fuera necesario. La informática en propiedad revela su dimensión privativa cuando utiliza deliberadamente formatos de archivos incompatibles con las otras alternativas. Esta estrategia, bien conocida en el mundo de los paquetes ofimáticos, se utiliza para convertir a los usuarios en cautivos. Exigir interoperabilidad es liberarse para comunicarse libremente.
La apertura para favorecer la accesibilidad
Así como el código fuente de un programa libre es abierto, la estructura de un formato de archivo o protocolo de comunicación debe ser pública. Esto permite que cualquiera pueda integrar esos archivos o esos medios de comunicación a sus propias herramientas informáticas y adaptarlas a sus necesidades. Un formato abierto es particularmente útil en el terreno de la accesibilidad. Es así más fácil adaptar las herramientas informáticas a las necesidades de las personas con alguna discapacidad. Con el software libre, es la informática la que se adapta al ser humano y no a la inversa.
Perdurabilidad de los datos
La informática, presente en todas partes, es ya depositaria de una parte importante de nuestro patrimonio cultural y familiar. Pero la informática evoluciona rápidamente. ¿Podremos aún acceder a nuestras fotos, vídeos y todos nuestros datos dentro de algunos años e incluso después? Cuando el formato de un archivo es cerrado es muy complicado acceder a su contenido sin servirse del correspondiente programa de edición, si es que existe todavía. Elegir desde ahora formatos abiertos e interoperables facilita y hace más fluidos nuestros intercambios, garantizándonos asimismo que podamos continuar accediendo a nuestros datos en el futuro.